Artículo por Jaime Casas y tomado de: http://www.lahipodromodigital.com/2012/06/cuando-la-negligencia-se-convierte-en-tragedia/
Cuando la negligencia se convierte en tragedia
| 3 junio, 2012 | Por Jaime Casas Sección: Noticias Nacionales |
Hoy la tarde hípica de La Rinconada fue una de esas que provoca olvidar.
No toda, por supuesto, pero sólo el hecho de que nos tocara ser testigos de lo que sucedió en la tercera carrera, con toda la indignación, rabia e impotencia que sentimos como hípicos, la hace muy difícil de digerir. Nos hace cuestionarnos, preguntarnos, y enfermarnos con sentimientos de repulsión que no son sanos.
El video de lo que hizo el jinete A. Brito se explica por sí solo. Verán la toma de frente, y la manera tan descarada, pero a la vez infantil, desastrosa e idiota en que se lanza por el lado derecho de la cabalgadura. Eso ya lo hemos visto antes, porque así funciona esto en nuestro tan querido pero a la vez muy maltratado hipismo, y por tanto, aunque nos molesta, no es lo que nos obliga a escribir estas líneas, las cuales procesamos con dificultad, sin encontrar la mejor manera de plasmar lo que quisiéramos decir.
Lo que enferma es lo que vino después. Después de esa acción del jinete, que ¡se lanzó! desde su cabalgadura a cambio de 2 ó 3 lochas (no importa si fue mucho o poco dinero, lo cierto es que es sólo un maldito dinero que se gastará antes de poder siquiera contarlo), su cabalgadura, Aníbal, el favorito de la taquilla, se fue, libre y sin control, hacia la parte externa de la pista, buscando el espacio por el que todos los días sale a trabajar, allí en los 800 metros. Pero lo que encontró fue, primero, la baranda, y luego, la muerte. Una muerte dolorosa, indigna, triste. Solo porque a un bandido se le ocurrió que él no debía hacer hoy lo que nació para hacer, lo que le enseñaron desde pequeño a hacer: correr y ganar.
Esa imagen del caballo allá tirado, herido de muerte, es una que jamás se olvida. Seguramente el jineteBrito, que es apenas un aprendiz, no quería que las cosas sucedieran así. Pero su conducta impropia, deshonesta y estúpida, llevó a esto, a que el hipismo, del que él vive -o vivía, pues esperamos que más nunca tenga cabida en este medio- hiere al deporte hípico en lo más profundo, porque termina pagando las consecuencias el noble animal, con todo el dolor que eso representa para todo su entorno.
Vimos, a la salida del hipódromo, al entrenador César Cachazo. Apenas pudimos cruzar palabra, pero sí lo suficiente para ver en su cara reflejado el dolor tan grande por lo que sucedió.
El jinete, descarado, informó al comisariato que “se le reventó la accionera al momento de ordenarse la partida”. Supimos que la silla usada, fue pedida por los comisarios que fuera enviada a su recinto, y se encontraba intacta. Que el jinete informaba que se le rompió del lado izquierdo, pero se vio que se tiró por el derecho, torpemente además, terminando con algunos traumatismos, nada graves afortunadamente, con mucha más suerte que la que tuvo el pobre animal. Que desde ya se hablaba de una sanción al menos de 6 meses, pero que podría ser hasta de 1 año.
La propietaria de Aníbal vía telefónica nos manifestó que era suficiente el dolor sentido con la pérdida de su animal, y que no entablarían ninguna acción legal, y que su subida al comisariato fue con la intención de ver el video de la carrera. No realizó ninguna denuncia. La junta de comisarios ya había abierto, de oficio, una averiguación administrativa, citando para el día miércoles a las 9:30 AM al entrenador César Cachazo, y a las 10:00 AM al jinete Andry Brito.
Ojalá algún particular con conocimiento de ley, y que se considere estafado en su apuesta a Aníbal, o algún ente -que podría ser el mismo hipódromo- contemplara acciones legales en casos de este tipo, tanto de carácter civil y quizás hasta penal. Sería sentar un precedente para comenzar a adecentar la hípica, pues está más que visto que las suspensiones son solo unas cortas vacaciones, y luego regresan a lo mismo. Es absolutamente necesario. No traerán de vuelta a Aníbal, pero al menos nos permitirá imaginarnos que podremos volver a ir al hipódromo y nunca veremos algo como esto de nuevo.
Ojalá, también, que las medidas se extiendan hasta quien pagó porque se cometiera este tan grave delito. El jinete es el ejecutor, pero no el cerebro.
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